Home » General » El japonés Riken Yamamoto gana el Pritzker de Arquitectura 2024

El japonés Riken Yamamoto gana el Pritzker de Arquitectura 2024

El pasado 5 de marzo, se publicó el ganador de la edición número 53 del Premio Pritzker, el japonés Riken Yamamoto; Yamamoto es el noveno arquitecto japonés que lo recibe, siendo el país más premiado por los Pritzker. El año pasado, el galardón lo obtuvo el británico David Chipperfield.

En España han sido guardonados con el Premio Pritzker  Rafael Moneo  (1996) y los arquitectos catalanes Rafael Aranda, Carmen Piguem y Ramón Vilalta, del estudio RCR, en 2017.

Museo de Arte Yokosuka ( Tomio Ohashi )

El arquitecto y su obra

Yamamoto, de origen japonés, nació en China en 1945, y se trasladó con su familia a Japón tras la Segunda Guerra Mundial; sus años de formación fueron los de la década de 1960, la más radical en la arquitectura de Japón, la más rupturista con las estructuras sociales tradicionales y la más optimista en su idea del futuro.

Yamamoto abrió su estudio en 1973, y lleva medio siglo diseñando edificios tanto públicos como privados (desde centros residenciales hasta museos y colegios, pasando por aeropuertos y estaciones de bomberos) con la idea de que no debe de haber distinción entre los unos y los otros, ya que todos ellos están llamados a mejorar la comunidad. “Para Yamamoto, un edificio tiene una función pública, incluso cuando es privado”.

Su diseño para el parque de bomberos japonés de Hiroshima Nishi, por ejemplo, crea un cubo de lamas de cristal transparente, así como una terraza para visitantes y un vestíbulo de exposiciones, ofreciendo a la comunidad la oportunidad de conocer el trabajo de los bomberos locales en su parque. “Una de las cosas que más necesitamos en el futuro de las ciudades es crear condiciones a través de la arquitectura que multipliquen las oportunidades para que las personas se reúnan e interactúen”, dice el presidente del jurado y ganador del Premio Pritzker 2016, Alejandro Aravena.

Casi todo el trabajo de Yamamoto se encuentra en Asia: en Japón, Corea del Sur y China, a excepción de algunos proyectos en Suiza.

Entre sus principales obras se encuentran Hotakubo Housing (1991) en Kumamoto (Japón), un complejo de 110 unidades que comparten un espacio verde central y adyacencias; el Museo de Arte de Yokosuka (2006), una estructura revestida de cristal con una entrada serpenteante que sitúa muchas galerías bajo tierra para no interrumpir las vistas naturales de la bahía de Tokio; la Biblioteca de Tianjin (2012) en China, un proyecto a gran escala con un diseño cuadriculado que crea una variedad de tamaños de salas de lectura para su colección de cinco millones de libros; y el Círculo del Aeropuerto de Zúrich (2020), un edificio mixto de hostelería, compras y oficinas situado a pocos pasos de la terminal.

Imagen de Gazebo, la vivienda de Yamamoto, diseñada en 1986, cuyas terrazas están pensadas para fomentar la interacción con los vecinos. (Tomio Ohashi)

Yamamoto y el Premio Priztker

La elección de Yamamoto es coherente con la línea que el Pritzker ha tomado en los últimos años: Francis Keré, Vassal y Lacaton, Balkrishna Doshi, Aravena… Muchos de los Pritzker recientes están unidos por su concepción de la arquitectura como un lenguaje con el que tratar sobre los derechos políticos, la democracia, la desigualdad y el medio ambiente.

El eje central de la obra de Yamamoto es el interés por crear comunidad. Sus proyectos de viviendas muestran la preocupación por encontrar una manera de deshacer el aislamiento de las personas sin lesionar su derecho a la intimidad, promoviendo una vida en comunidad que no resulte invasiva para las personas.

El germen de esta concepción podría hallarse en la experiencia de sus años de infancia, transcurridos en una casa que, siguiendo el modelo tradicional de la machiya japonesa, tenía la tienda que su madre regentaba al frente y las dependencias domésticas en la parte trasera: «El umbral de un lado era para la familia y, el del otro, para la comunidad. Yo me sentaba entre ambos».

Hoy, el enfoque de la arquitectura enfatiza la privacidad, niega la necesidad de las relaciones sociales. Y aún así, aún podemos dignificar la libertad de los individuos para vivir juntos en un espacio arquitectónico que funcione como una república, que cobije una armonía de culturas y momentos vitales”. Su concepto de comunidad implica “compartir un espacio, deconstruyendo las tradicionales nociones de libertad y privacidad”, ya que los miembros de una comunidad han de cuidarse entre ellos.

“A través de la calidad sólida y consistente de sus edificios, su objetivo es dignificar, mejorar y enriquecer las vidas de las personas, desde niños hasta ancianos, y sus conexiones sociales. Y lo hace a través de una arquitectura modesta y pertinente, con honestidad estructural y escala precisa, que presta cuidadosa atención al paisaje del entorno.”, destaca de su trabajo el jurado del Premio Pritzker.

Estación de bomberos de Hiroshima (Tomio Ohashi)


Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Categorías

Archivos

¿Qué estás leyendo?

… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

Todo en nuestra web