Pedagogía universitaria y e-learning. Detectar problemas y deficiencias en la docencia universitaria (2015-2016)
Pedagogía universitaria y e-learning
Del 1 de marzo al 12 de abril de 2016
Experto Universitario en Formación Online
Universitat Politècnica de València
http://poliformat.upv.es
Faraón Llorens
Tarea 1. Detectar problemas y deficiencias en la docencia universitaria
T1.1. Cada alumno debe enumerar los tres principales problemas/deficiencias que considera tiene la docencia universitaria. Una etiqueta (máximo de tres términos) y una breve descripción (máximo tres líneas). No vale a tirar balones fuera y culpar de todo a los demás (sistema educativo, universidad, alumnos…) y al menos la solución a uno de los problemas tiene que estar en manos de los profesores.
Fecha inicio: 4 de marzo.
Fecha entrega: hasta el 8 de marzo.
Lista obtenida:
SOCIEDAD Y POLÍTICAS EDUCATIVAS
1. Minusvaloración del conocimiento. Gran parte de los conocimientos está en Internet, eso hace que la persona “que sabe” haya perdido valor en la sociedad. Muchas personas “piensan que saben” más que el profesor (en todos los niveles).
2. Infravaloración de la docencia. Actualmente la labor docente, a nivel institucional, está infravalorada: lo que realmente se prima es la labor científica. La mejora en el ámbito docente, la investigación en este campo, etc, se limita al interés personal del profesor. Aunque la UPV valora con el IAD la actividad docente del profesorado, y eso está bien, después el sistema de Sexenios (de investigación) y la acreditación, que valora la actividad investigadora y docente, pero que en la práctica requiere de abundante producción científica (de investigación), resta tiempo al profesor para dedicarse a mejorar la docencia, introducir nuevas metodologías, etc.
3. Promoción del profesorado. Según las normativas actuales, la promoción del profesorado se basa principalmente en la investigación. La docencia es el peaje que debe pagarse para poder investigar, pasa a ser un objetivo secundario. La elevada importancia que se le da a la investigación en las acreditaciones-promociones hace que los esfuerzos del docente se centren en este ámbito.
4. Compatibilidad de las actividades universitarias. Ya sea burocrática, ya sea de carga lectiva y obligaciones de investigación. En general, no se promociona una buena docencia, no se valora en igualdad de condiciones con respecto a la investigación, por ejemplo.. Y quizá todo esto debido a la exigencia de compatibilizar la actividad docente con la actividad investigadora y la de gestión. Siendo la actividad docente la menos valorada.
5. Perfil investigador del docente. Tal y como está planteado el panorama de la acreditación del profesorado actualmente, es más rentable ser un buen investigador que un profesional cualificado en la calle. A esto mi pregunta sería, ¿formamos futuros profesionales o investigadores?
6. Continuas evaluaciones. De los alumnos y del profesorado. Esto hace que al final todos (alumnos y profesores) podamos estar más preocupados por la nota que por el proceso enseñanza-aprendizaje.
7. Demasiada burocratización. En los últimos años hemos visto aumentado nuestro trabajo a través del encargo de tareas que anteriormente realizaban los servicios administrativos.
ORGANIZACIÓN DOCENTE Y PLANES DE ESTUDIO
8. Tamaño excesivo de los grupos. Con la excusa de los recursos limitados, en parte cierta, impartimos clase a un número de alumnos mucho más elevado del que desearíamos para poder implementar alguna de las nuevas metodologías docentes. La universidad adopta un tamaño de grupo de alumnos estándar y en función de este realiza el reparto del POD, sin tener en cuenta las características intrínsecas de la asignatura y los recursos necesarios para realización de las mismas. Esto origina que asignaturas con parte práctica con grupos con un número excesivo de alumnos, no dispongan del material y/o recursos adecuados para la realización de las mismas.
9. Falta de coordinación (entre y dentro) de las asignaturas. Idealmente habría que tener una buena coordinación entre todos los actores, escuelas, departamentos y docentes. Aunque ha habido un gran esfuerzo en dicha coordinación, aún queda mucho trabajo por hacer en la coordinación entre profesores. Entre asignaturas y hasta dentro de las propias asignaturas. En las titulaciones universitarias cada profesor se hace cargo de su asignatura de forma individualizada y no contextualizada dentro de la titulación. No valoramos qué puede ser necesario para que el alumno coordine la marcha de sus estudios en un determinado semestre, curso, …, y a ello sumamos que nuestra metodología docente difiere de la de nuestros compañeros, provocando que el alumno tenga que adaptarse del mejor modo posible.
10. Coherencia de objetivos, temarios y planes de estudios. La mayoría de los planes de estudios de las universidades están diseñados por los departamentos, y no se corresponden con las necesidades de los alumnos sino que son el reflejo del poder que tienen ciertos departamentos en la universidad. En ocasiones las asignaturas están más pensadas para que el docente imparta lo que prefiere (lo que conoce o le interesa) que para que el alumno aprenda lo que debe.
11. Desconexión con la sociedad. En algunos casos la materia que se imparte no tiene excesiva relevancia con las demandas de la sociedad, incluso en mi campo no se prepara en las ultimas novedades que podrían encontrase en su lugar de trabajo. En ocasiones, las asignaturas no están acordes a los avances que se ven en las empresas.
12. Falta de escalabilidad y eficiencia. Falta escalabilidad que repercute en una falta de eficiencia. Todos los profesores hacemos todas las funciones y profesores de un mismo departamento repiten en sus distintos grupos la impartición de contenidos. Intentamos generar grupos de POD para reivindicar la estructura de la plantilla a costa de repetir las mismas cosas en distintos grupos, cuando a veces podrían ser impartidas mediante flip y los profesores podrían disponer de más tiempo para otras actividades.
13. Falta de POD. Los recortes en la economía y cambios en los planes de estudio hay producido una bajada del POD asignado a cada asignatura, lo que origina que no se puedan abordar temas necesarios para alcanzar las competencias asignadas a cada asignatura, aunque sí que haya una “obligación” de conseguir un rendimiento mínimo por parte de los alumnos. Mismos resultados menos medios (temporales y materiales).
MODELO EDUCATIVO Y RECURSOS
14. Clases magistrales. A fecha de hoy nuestro sistema educativo continúa basando su proyecto educativo en las famosas clases magistrales. El profesor habla a lo largo de 2 horas, mientras el alumno se le supone que toma apuntes y digiere la información. Abusamos de la lección magistral como herramienta docente con lo que obligamos a los alumnos a ser personajes pasivos, lo cual conlleva una falta de motivación en el aprendizaje del alumno y en que este desarrolle la autonomía suficiente para que pueda aprender por su cuenta.
15. Acomodamiento en la metodología docente. Estancamiento o evolución lenta en la mejora del estilo de enseñanza que permita mejorar el estilo de aprendizaje del alumno. Lenta actualización de materiales y contenidos. Tampoco ayuda el elevado tamaño de grupo que hace difícil poner en practica metodologías innovadoras.
16. Metodologías activas. Muchos docentes nos obligamos a aprender diferentes metodologías activas para aplicar en nuestras aulas, pero muchas de las posibles técnicas son para muchos de nosotros totalmente desconocidas. Jugamos al “prueba-error”, año tras año, hasta encontrar una metodología que nos funcione correctamente, y que nos permita posteriormente evaluar correctamente a nuestros estudiantes en función de la metodología escogida.
17. Reticencias al cambio. Las metodologías alternativas educativas presentan reticencias en su aplicación por parte del “staff men” que las considera revolucionarias y con escaso valor académico. Aunque parezca mentira, en mi Escuela de Arquitectura todavía se enseña a dibujar a mano (con lápiz y papel), a calcular estructuras a mano, etc. en varias asignaturas con la excusa en muchos casos de que el examen se sigue realizando a mano también. Renovarse o morir.
18. Reutilización de materiales docentes. Poco uso de materiales de otros. Insistimos en generar nuestros materiales cuando en la mayoría de casos no son mejores que los de otros. No solemos estar demasiado puestos al día de la tecnología y avances en la práctica docente. A veces nos obsesionamos en intentar innovar en vez de ver que hacen otros.
19. Enseñanza homogénea. Hoy en día accede a la universidad un alumnado heterogéneo y que la formación que han recibido cada uno de ellos es muy distinta, por lo que algunos podrían ir más rápido en ciertos aspectos mientras que otros necesitan más refuerzo en ciertas áreas.
20. Evaluación de los estudiantes. Por desgracia hemos transformado la Evaluación en una “continua evaluación” y no en una “evaluación continua”. Muchos de nosotros hemos cambiado un examen final por varios exámenes parciales. La solución pasa por el propio docente, y hemos de definir otras tareas de evaluación que no se centren exclusivamente en los típicos exámenes (antes finales y ahora parciales), sin caer en el error de cargar con demasiadas tareas evaluatorias a los estudiantes.
PROFESORADO
21. Los profesores no empoderamos a los alumnos. A modo de autocrítica, muchas veces la falta de motivación del alumnado viene por la escasa capacidad incentivadora del profesorado, que se limita a impartir su lección (magistral o virtual) a modo de monólogo monótono. En clase, quien controla, decide, habla, evalúa, quien “manda” es el profesor. Ha sido siempre así y es un hecho incuestionable. El hecho docente debería pivotar sobre las expectativas y las necesidades expresadas por los alumnos.
22. Falta de formación del profesorado. En nuestra profesión la formación debería ser obligatoria y continua, y se debería supervisar y comprobar que los profesores ponen en práctica lo que aprenden en sus clases. Insuficiente conocimiento psico-socio-pedagógico de las actividades a implementar para facilitar la comprensión o la retención del saber por parte del alumno. El docente requiere de formación pedagógica para conocer los avances y metodologías innovadoras que sean más eficaces. Para ello pueden participar en los diferentes programas que cada vez son más numerosos en las universidades. Falta control sobre la tarea del docente (todo se fía a la buena voluntad del profesor). Un mayor reconocimiento por parte de los gestores de las universidades y agencias de acreditación al esfuerzo de los docentes en este sentido sería bienvenido. Debería premiarse al mismo nivel que la investigación.
23. Trabajo acomodado y falta de vocación. Entiendo por el trabajo acomodado, la posición funcionarial del cierto sector del profesorado sin interés alguno por la enseñanza universitaria. Me recuerda a frases de mi época de estudiante como “vuestras encuestas me dan exactamente igual”. Desde mi punto de vista cualquier persona debería realizar su trabajo con corrección, sin menospreciar al alumnado, de la mejor forma que saben. En gran medida el descontento del docente provoca descontento del alumno, la pérdida de interés de la materia que imparte y en consecuencia un problema del proceso de aprendizaje. Muchos profesores dentro de la universidad no tiene vocación por lo que hacen y la docencia es el mal menor.
ESTUDIANTES
24. Desmotivación del alumnado. Cada vez más la falta de trabajo en nuestro país hace que crezca de manera ingente el número de personas que acceden a la Universidad. La mayoría de ellas están desmotivadas y ven a la Universidad como una vía de escape a la falta de trabajo. Por nuestra parte tenemos que hacerles ver que un esfuerzo continuado puede conllevar un futuro mejor, que no hacerlo supone el desistimiento por anticipado y asegurar que el futuro puede no ser tan ‘bonito’.
25. Actitud pasiva del alumnado. Los alumnos hacen dejación de sus responsabilidades y lo dejan todo en manos del profesor. El desaliento que produce el hecho de lanzar una pregunta en clase y que nadie la responda, es importante. Da la sensación de que asisten a clase por obligación y para que les suenen los conceptos que luego trabajarán individualmente. Los alumnos no están especialmente motivados por aprender, bien por las metodologías y organización docentes que empleamos los profesores o bien por culpa de la inercia de que “vamos a aprobar las asignaturas que es lo que importa”. Como consecuencia de ello algunos profesores perdemos las ganas de mejorar académicamente y por facilitar la transmisión del conocimiento a nuestros alumnos. ¿Quien fue primero, el huevo o la gallina?
26. Nivel de los estudiantes. La generalización de la creencia de que para ser alguien hay que estudiar una carrera universitaria, provoca que gente que no está capacitada para cursar unos estudios superiores o no tiene el nivel suficiente, los realice. Este grupo suele contagiar dinámicas negativas a otros compañeros y deriva en un descenso del nivel de los contenidos que se imparten. Por norma general, los alumnos cada vez llegan a la universidad con menos base previa, sobre todo en áreas como matemáticas. Eso lo intentamos compensar con cursos de nivelación que son opcionales, y que no todos los que lo necesitan recurren a ellos, pero por lo menos está la herramienta que pueden usar. Muchos de los alumnos que nos encontramos, llegan con una deficiente preparación de cursos inferiores o incluso del bachillerato. Ello provoca dificultades del alumno, dificultades del profesor y en consecuencia muchas veces reducción de las exigencias planteadas en un principio.
Aquí está la lista del curso anterior, por si se quieren hacer comparaciones:
https://blogs.ua.es/faraonllorens/2015/03/04/pedagogia-universitaria-y-e-learning-detectar-problemas-y-deficiencias-en-la-docencia-universitaria