Iatrogenia docente
Acabo de dar por finalizada la lectura (y anotaciones pertinentes) del libro El Cisne Negro de Nicholas Taleb. Como digo en la entrada que he puesto en el blog con referencia a este libro, es uno de los ensayos que he leído en los últimos años que más me ha gustado y que más ideas nuevas me ha aportado. Una de ellas es la de iatrogenia.
El término iatrogenia hace referencia al estudio del daño ocasionado por el sanador (significado literal ‘provocado por el médico’: iatros significa médico y génesis crear), no siendo un vocablo muy extendido y rara vez utilizado fuera del campo de la medicina. Pero ahora voy a aplicarlo al ámbito de la educación. En este sentido hablaríamos de iatrogenia en educación como el estudio del daño ocasionado por el profesor en el estudiante (aprendiz). No voy a entrar aquí en la cantidad de matices que tiene el término, ni en analizar en detalle todos los aspectos del mismo (error médico, procedimiento inadecuado, diagnostico erróneo… pero no mala praxis o caso fortuito). Únicamente me hago la pregunta de si los profesores pensamos alguna vez en el daño que podemos producir en nuestros estudiantes con nuestras acciones y si valoramos adecuadamente el beneficio de no hacer nada (dejar que el estudiante aprenda por si mismo). No abogo tanto por una papel pasivo del profesor sino por una personalización de la enseñanza y un papel activo del aprendiz.
Taleb también aplica el concepto a otro aspecto, especialmente interesante en el mundo de la educación: iatrogenia de los reguladores. Y cito textualmente:
“Desgraciadamente, el llamamiento a una mayor regulación (incondicional) de la actividad económica parece haberse convertido en una respuesta normal. Mis peores pesadillas han tenido que ver con los resultados de la obra de los reguladores. Fueron ellos los que promovieron el recurso a las calificaciones de las agencias de crédito y a la “medición del riesgo” que contribuyó a fragilizar el sistema cuando los banqueros lo utilizaron para construir y afianzar posiciones que acabaron echándose a perder. Pero cada vez que se presenta un problema, hacemos eso tan soviético-harvardiano que es pedir más regulación”
¿Se darán cuenta los políticos que cambiando las leyes educativas, de forma tan rápida y frívola, por cuestiones puramente ideológicas (de partido), están haciendo más daño al sistema educativo, y desde luego que no están solucionando el problema?