Como me comprometí en la entrada anterior, he transcrito el discurso que medio improvisé en la recogida del premio. No son las palabras exactas, pero sí que se asemeja mucho a lo que dije, y sobretodo sí que es el mensaje que quería trasmitir. No tiene la frescura y la naturalidad del directo, pero gana en precisión en la palabras.
Espero que os guste.
————
Yo creía que únicamente tenía que recoger el premio y daros las gracias, pero lleváis dos días preguntándome si me he preparado el discurso, y yo bromeando con que ya llevo cincuenta páginas escritas. Y eso no se le puede decir a un profesor universitario. Así que aquí tenéis el discurso, estructurado en cinco actos.
Acto1. Agradecimientos
Se dice que “es de bien nacidos ser agradecidos”. Así que voy a empezar con los agradecimientos. En primer lugar quiero daros las gracias a todos los asistentes y a todos los miembros de AENUI por este reconocimiento. Muchas gracias, de corazón. Quiero particularizarlo en la Comisión del Premio AENUI y en su coordinadora que es la persona que me lo notificó. Gracias, Chus, y trasmítele mi agradecimiento a todos los miembros de la Comisión. Pero para que la propuesta llegara a la Comisión alguien tuvo que ponerla en marcha. Muchas gracias Rosana, pero más que por ser la culpable de esto, por pensar que lo que hago vale la pena y dejarte embaucar en todas las ideas que se me ocurren, por muy peregrinas que sean. Y cuidado, que ahora tengo más tiempo y por tanto también más ideas. También soy consciente que este premio aunque tenga un nombre concreto, el mío, es también un reconocimiento a mis compañeros (y pese a todo amigos 😉 de la Universidad de Alicante que me acompañan en esta aventura profesional y que han venido para acompañarme en este día. Gracias Patricia, Rafa, Carlos y Fran.
Finalmente, aunque es un reconocimiento profesional, no quiero olvidarme de dar públicamente las gracias a mi familia, ya que una vida personal y sentimental satisfactoria permite un mejor desarrollo profesional. Y aunque no estén aquí ahora, sé que están conmigo. Gracias Belén, Mauro, Berta y Diego. Os quiero. Finalmente, uno no sería lo que es sin un pasado y una infancia que han configurado su carácter, para bien o para mal. Muchas gracias también a mis hermanos y, aunque ya no estén entre nosotros, a mis padres. ¡Qué orgullosos se sentirían!
Acto 2: Fases de asimilación del premio
Pensaba que el premio se entregaba al finalizar la cena de gala, lo que me ponía las cosas más fáciles. Me explico. Supongo que conocéis las fases de una borrachera: verborrea incontenible, exaltación de la amistad, cánticos regionales, negación de la evidencia y pérdida de la memoria. Así que cuando se me entregara el premio tras la cena y tuviera que hablar, yo ya estaría en la fase de verborrea incontenible, y no me faltarían palabras. Además vosotros estaríais en la fase de exaltación de la amistad, con lo que todo era bonito y yo me merezco este premio porque soy un gran tipo. Y así podía finalizar el discurso entonando todos juntos cánticos regionales. Por cierto, necesitamos un himno para AENUI/JENUI. Pero no ha sido así, de forma que he tenido que improvisar un discurso más serio (si es que soy capaz de hacer algo serio ;-).
He pasado por varias fases desde la notificación del premio. La primera fue de sorpresa. Me sorprendió el correo. ¿Cómo es posible que os acordarais de mi? Por cuestiones de trabajo, hacía años que no participaba directamente en JENUI y este año pensaba acudir e incorporarme gradualmente. Pero no me habéis dejado y ha tenido que ser de golpe. Quise darles la buena noticias a mis compañeros de trabajo y se lo notifiqué por correo electrónico. ¡Y resulta que yo era el único que no lo sabía! Y así llegué a la segunda fase: alegría. Se lo dices a los amigos y familiares, y todos se alegran mucho y también lo “sabían”, ya era hora que se dieran cuenta de lo que vales, y te lo mereces porque … están cegados por el amor. Todos se alegran y yo también. Y llegamos a la tercera fase: responsabilidad. Poco a poco te vas dando cuenta de lo que significa el premio. Repasas los anteriores premiados (Joe y Miguel) y empieza a entrarte un sudor frío. ¿Estaré yo a su altura? El prestigio de un premio se lo dan los premiados y hasta hoy el prestigio era muy alto. ¿Qué puedo aportar yo a este premio? Y así “aterrizo” en Castellón el martes y me reencuentro con vosotros, y llego a la cuarta fase: compromiso. No puedo defraudaros y tengo un compromiso con AENUI/JENUI que tengo que atender. ¿Sabéis la diferencia entre implicarse y comprometerse? Para el que no lo sepa, lo voy a explicar brevemente. En un plato de huevos con beicon, la gallina está implicada, pero el cerdo comprometido. Y yo voy a comportarme con vosotros como un cerdo … y a comprometerme. Estoy totalmente comprometido con la docencia universitaria de la informática y con AENUI/JENUI.
Y no sé cual será la próxima fase por la que pasaré, pero os puedo asegurar que no será la de pérdida de la memoria, ya que este premio permanecerá siempre vivo en mi memoria y en mi corazón. Porque es el mejor premio que podía recibir (bueno, si excluimos el gordo de la lotería ;-).
Acto 3: Profesor Universitario de Informática
Lo de que es el mejor premio que podía recibir no es un tópico. Porque soy y me siento “profesor universitario de informática”. Los tres términos.
Profesor. Desde los tres años que, al nacer mi hermana, mis padres me llevaron por primera vez a la escuela, todas las mañanas de mi vida me he levantado de la cama para ir al “cole”. En los primeros años aprendí de mis profesores. Ahora aprendo de y con mis compañeros y alumnos. Pero todos los días aprendo. Me gusta ser profesor porque me gusta aprender. Sí, lo he dicho bien, no me he equivocado y tenía que decir que me gusta enseñar. No, un buen profesor es el que siempre está aprendiendo.
Universitario. Y me encanta la Universidad. Cuando entré a la Universidad de Alicante a dar clases, creía que mi asignatura era la más importante del mundo. Era imposible ser ingeniero en informática sin saber lógica. Es más, deberían estudiar lógica todos los titulados universitarios. Al nombrarme subdirector de mi departamento, recapacité y aunque la lógica es importante, también lo son mucho las asignaturas de ciencia de la computación e inteligencia artificial. Eran la base de la ingeniería informática y no entendía como en los planes de estudio no tenía más presencia mi departamento. Y entonces me eligieron director de la Escuela Politécnica Superior, y conocí otras titulaciones (Ingeniería de Obras Públicas, Arquitectura Técnica, Arquitectura, …), con profesores muy implicados, que hacían cosa muy interesantes y me convencí de que verdaderamente el futuro estaba en las titulaciones técnicas, y ahí estaba en los distintos foros reivindicando a las ingenierías. Pero una forma de deshacerse de alguien es “dándole una patada hacia arriba”, y me nombraron vicerrector, con lo que todas las titulaciones de la Universidad de Alicante eran imprescindibles. ¡Qué interesantes eran los proyectos interdisciplinares! Y que bien se estaban haciendo las cosas en la Universidad de Alicante, pese a su juventud, tamaño y estar en provincias. Y me dedique a predicar la bondad de las cosas que hacíamos en mi Universidad. Y me eligen Secretario Ejecutivo de la Sectorial TIC de la CRUE. Y me di cuenta del enorme potencial que hay si las universidades colaboramos, que no debemos inventar la rueda una y otra vez y que no vale la pena que todas hagamos lo mismo. Aunemos esfuerzos en lo que nos parecemos y compartámoslo. Y dediquemos los esfuerzos y especialicémonos en los que nos caracterice. Digan lo que digan, tenemos un buen Sistema Universitario. Y me quedo con la universalidad y la interdisciplinaridad de las universidades.
Informática. Finalmente me apasiona la informática. Paradójicamente, del campo de conocimiento que tengo la máxima calificación académica, es del que menos sé. Cualquiera de mis alumnos sabe más informática que yo. Bueno no es así, yo sé otro tipo de informática. No domino tantas siglas ni números, pero la experiencia me ha dado una visión global de la misma y pararme a pensar en su uso y la ventaja competitiva que debe proporcionar a las organizaciones y a la sociedad en general. Las personas somos el centro, nunca la tecnología.
Acto 4: Premio a la Calidad e Innovación Docente
Me gusta el nombre del premio: calidad e innovación docente. En primer lugar voy a hablaros de la calidad. Para ello os voy a contar una anécdota que oí a Jaume Pagés, consejero delegado de Universia y ex-rector de la UPC, en unas jornadas de calidad. Comentaba que llevaba un jersey excelente, que no se estropeaba nunca y que tenía el mismo aspecto que el primer día. Pero hacía mucho tiempo que lo llevaba y su mujer le ponía mala cara. En aras a no complicarse la vida, dejo que su mujer le comprase los jerséis: eran de calidad, pero los podía renovar más a menudo. De esta forma la calidad, sin llegar a la excelencia, le permitió llevar una vida más feliz. Se persigue con ahínco la excelencia, pero me quedo con la calidad. Como ingeniero debo solucionar el problema con los recursos que tenga a mano, sin quedarme esperando la solución perfecta. Y esto me lleva al siguiente término: la innovación.
Podemos preguntarnos qué hacemos los ingenieros informáticos debatiendo sobre innovación docente. La investigación educativa es el tema de trabajo de los pedagogos, los expertos en educación. Pero los ingenieros somos lo que mejor sabemos hacer la innovación. Facilitamos la vida resolviendo los problemas utilizando los avances en investigación y con la tecnología y los recursos a nuestro alcance. Resumiendo, hacemos realidad lo que los demás sueñan.
Por tanto os animo a que sigáis trabajando en la docencia universitaria de la informática, llevando a vuestras aulas las metodologías y las tecnologías que van surgiendo. Y que lo compartamos y debatamos en los encuentros anuales de JENUI.
Acto 5: Despedida
Y por fin hemos llegado al último acto. Y ya no sé que más decir. Y cuando las palabras no son mejores que el silencio …
Simplemente muchas gracias por el premio.
Espero que no os arrepintáis.
Un fuerte abrazo.
Muy interesante la lectura, el hecho de tener un grupo de estudiantes no nos convierte en profesor, sino en lo que somos como humanos desarrollar el aporte de conocimientos de ir más allá de cualquier tema que se de y motivar, sentirse que somo cada día diferente en cada enseñanza.
¡Gracias a ti! Como siempre dices el hecho de tener alumnos y alumnas no te convierte en profesor, por eso es fundamental que los docentes crean, creamos en lo que hacemos y sigamos motivados día a día, tal como tú haces y seguirás haciendo. Por todo eso gracias.