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Arqueología docente
En la entrada del 7 de agosto (Dieciocho años no es nada) recuperé el primer escrito sobre docencia que publiqué. Esto me hizo recordar que muchos de los principios por los que abogo, tienen muchos años, y aunque quiero ser un profesor que “está a la última” y me encanta la tecnología (soy profesor de Informática), la utilizo para poder hacer realidad, gracias a las tecnologías de la información, lo que estaba en la mente de los buenos pedagogos de hace años. Y he pensado en dedicarle algún tiempo a hacer arqueología docente, es decir, a buscar textos escritos hace muchos años, y que sean de rabiosa vigencia.
La primera vez que oí hablar de Francisco Giner de los Ríos y de la Institución Libre de Enseñanza fue a Francisco Michavila (desde entonces no he dejado de seguir los escritos de Paco Michavila y de ser un ferviente admirador suyo, y me siento orgulloso de su amistad). Con posterioridad, en el año 2004, mi amigo Cristóbal Pareja me regalo el libro “Escritos sobre la Universidad Española”, una recopilación de textos del propio Giner de los Ríos (Colección Austral). Lo he recuperado de la estantería y le he vuelto a releer. Por cuestiones de la época estival en la que estoy escribiendo esto, ahora voy únicamente a centrarme en los textos que hacen referencia a los exámenes y las vacaciones.
Creo que la clave y la llave de la innovación educativa está en la evaluación. Y cuando hablo de ello en mis charlas, pongo el siguiente fragmento de texto:
“Si por examen se entendiese la constante atención del maestro a sus discípulos para darse cuenta de su estado y proceder en consonancia, ¿quién rechazaría semejante medio, sin el cual no hay obra educativa posible? Pero, justamente, las pruebas académicas a que se da aquel nombre constituyen un sistema en diametral oposición con ese trato y comunión constante.”
Tras debatir sobre el mismo. Hago aparecer en la diapositiva el autor, el título del texto y la fecha en que fue escrito: Francisco Giner de los Ríos, O educación, o exámenes, 1894. Y ciento veinte años después aún estamos igual. ¿Por qué? Y lo que es peor, el ministro Wert quiere volver a las revalidas (pero de ese tema hablaremos en otra ocasión, no quiero amargarme las vacaciones pensando en la enésima reforma educativa, que de aprobarse llevará implícita la enésima+1).
Otra frase que he utilizado muchas veces, en esta ocasión al hablar de la labor del profesor es:
“el prurito cuantitativo del profesor, que confunde el inútil fárrago de pormenores con la profundidad y solidez (cuando, por necesidad invencible, calidad y cantidad está en razón inversa), y que imagina que todo lo que él dice, lo enseña; el rigor con la asistencia del alumno, inspirado en la preocupación de que una falta a cátedra supone una pérdida de cierta cantidad de doctrina, imposible ya de recuperar”
(Francisco Giner de los Ríos, Vacaciones, 1894)
Creo que no necesitan comentarios, cualquier cosa que yo pudiera decir, no lo diría mejor. Y seguimos con el papel de profesor como trasmisor de conocimiento, dictador de apuntes y, ahora, de forma más rápida gracias a las diapositivas. ¡Con la cantidad de buenos materiales, en múltiples formatos y en abierto que existen! Seamos conductores del proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes. Actuemos de guías expertos que les ayudemos a cubrir un camino que nosotros ya conocemos por haber pasado muchas veces por él. Pero hagámosle ver la belleza del propio sendero. Nuestro objetivo no es únicamente llevarlos al punto de destino, lo más rápido posible y con el menor daño. Todo lo contario, ellos deben enfrentarse a los peligros del camino, sufrir ciertas heridas (cometer errores), algunas veces no lo completaran en su totalidad… Pero esta es la única manera de que puedan recorrerlo en un futuro cada vez que lo necesiten y de que sean capaces de explorar caminos distintos, porque saben utilizar las herramientas de “navegación”.
Los MOOC ¿son una moda o un cisne negro?
Ayer ya hablé de los MOOC, pero creo que vale la pena seguir dándole un par de vueltas más al tema. Hoy voy a reflexionar si, en mi opinión, los MOOC son una moda (y por tanto pasajera) o son un Cisne Negro (en mayúsculas, según el término acuñado por Taleb).
Empezaré por hablar de modas. Tengo que reconocer que voy a ser muy crítico con este término, puede ser debido principalmente a que tengo tres hijos adolescentes (pre- y post-) y por tanto tengo continuas discusiones con ellos sobre el tema y sus continuos argumentos: es que todos los llevan (por ejemplo los pantalones por debajo de los calzoncillos o los short del tamaño de un tanga, por no hablar de piercing, tattoos, pelos…), es que todos los ven (los programas de telebasura), es que soy el único que no sale (o que vuelve tan pronto) y no voy a ser el “bicho raro”, y cosas por el estilo que cualquiera que tenga hijos en esa edad comprende perfectamente. Y ya me puedo empeñar en decir que sean ellos mismos, que son especiales, que la diversidad es buena, que no todos deben estar cortados por el mismo patrón… Por tanto las mayorías (al menos en estos ámbitos) y las grandes audiencias no me valen. Pero aquí no voy a hablar de este tipo de modas. Veamos dos definiciones del término.
Moda. (Del fr. mode).
1. f. Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos.
(Real Academia Española)
Moda.
Es el valor más frecuente obtenido en una muestra, o para datos agrupados, el grupo con la frecuencia más alta. Para una variable aleatoria continua, cualquier punto en el que su función de densidad de probabilidad alcanza un máximo local es una moda.
(Diccionario de Matemáticas – Diccionarios Oxford-Complutense)
He buscado dos definiciones: la palabra común en el diccionario de la RAE y el término matemático en un diccionario específico. De la primera me gustaría resaltar la temporalidad (“en boga durante algún tiempo”) que convierten a cualquier moda en pasajera por propia definición. De la segunda quiero destacar su caracterización (“valor más frecuente”) por el mero hecho de ser el más repetido, independientemente de su verdadero valor (utilidad, valía, provecho, interés…). El tema de la vigencia de una moda es muy peligroso cuando hablamos de educación. La educación nunca debe estar en manos de modas (alguna referencia a ello hice al final de la entrada “Iatrogenia docente” al hablar de la iatrogenia de los reguladores). Y el tema se agrava más cuando hablamos de las tecnologías de la información, que en muy poco tiempo han revolucionado el mundo cambiando la forma en que se hacían las cosas, y más aún ofreciéndonos nuevas cosas para hacer, pero que al poco tiempo de aparecer una nueva herramienta/dispositivo ya está casi obsoleto (un bonito tema para el debate, el de la obsolescencia tecnológica, pero ya hablaremos en otra ocasión). Por tanto hay que ser muy cuidadoso con ello, y yo personalmente he vivido en mi rol de directivo universitario distintas modas, que en su momento parecían que iban a cambiar el mundo de la educación universitaria y que finalmente no ha sido para tanto. Por citar dos: una de ellas fue Second Life, que prácticamente no ha impactado en el mundo de la universidad, aunque en su momento todos debatían si debían abrir sus sedes universitarias ahí; otro es el de las Redes Sociales, que si bien han impactado fuertemente en los usos de nuestros jóvenes (y no tan jóvenes), pero en la universidad tiene su papel en la comunicación, pero no tanto en la docencia. Por no hablar de la moda de finales de los ochenta de dar cusos de Basic a todos los profesores de los colegios y los institutos.
¿Pero serán los MOOC un Cisne Negro? Según Taleb “un Cisne Negro (así, en mayúsculas) es un suceso con los tres atributos que siguen: rareza, impacto extremo y predictibilidad retrospectiva (aunque no prospectiva)”. En mi opinión, no creo que cumpla los requisitos para ser un Cisne Negro. En principio no creo que sea ninguna rareza. De las cuatro letras que forman su nombre (Massive Open Online Course) la única verdaderamente revolucionaria en la M de masivo. Hace ya muchos años que en el mundo de la Universidad se está hablando de poner el acento en el aprendizaje (Course), en el valor que proporcionan las TI (Online) y de la educación y los recursos en abierto (Open). Y si el valor, para el mundo educativo tienen que venir del término masivo, ya he dado mi opinión al respecto antes. Por supuesto que la existencia de estos cursos al acceso de cualquier persona en cualquier parte del mundo es de suma importancia; pero eso se lo da el término Open, que llevo defendiendo desde que lo descubrí. Por supuesto que el poder aprender de los mejores profesores desde casa con una conexión internet y a mi propio ritmo es de incalculable valor; pero eso lo aporta el término Online. En mi modesta opinión, si todo esto hace que la docencia presencial sea más atractiva y las clases se limiten a lo verdaderamente útil, es decir, a que el profesor y los estudiantes debatan sobre los aspectos críticos vistos en los vídeos, y se respondan, y lo que es más importante se generen muchas preguntas, todo el esfuerzo habrá valido la pena. Pero ¿todas las universidades tienen que tener su plataforma de MOOCs? ¿todos los profesores deben poner sus cursos en MOOC? ¿todos los cursos que hay en MOOC son de (una mínima) calidad? ¿se pueden hacer cursos MOOC de calidad sin inversión por parte de las universidades? Y tengo muchas más preguntas que hacer, pero con estas ya está bien por hoy.
Por finalizar, en mi opinión las Universidades deben estar pendientes de todos los cambios que se están produciendo, pero debe saber diferenciar cuales van a ser claves en su “negocio” y cuales no, ya que no se puede “disparar a todo” (y menos ahora en época de crisis). Voy a copiar un fragmento del blog “Universidad Expandida” de Sonia Martínez, en su entrada “Retomando las ideas previas” en el que hace referencia a la entrevista vía Skype que tuvimos hace un mes con motivo de su trabajo de tesis:
• “La educación es un servicio básico y de gran importancia en el desarrollo social, por ello debe estar en sintonía con los cambios sociales que se producen“.
Mi conversación con Faraón Llorens (ex-Vicerrector de Tecnología e Innovación Educativa en University of Alicante) me hizo reflexionar acerca de esto. Él me explicó con una comparación cómo se innova en la universidad y como debe responder a los cambios sociales. Me comentaba que la innovación en la universidad es como una batalla en la que algunos exploradores se adelantan para reconocer el terreno y el resto del ejército queda a la retaguardia esperando avanzar sobre seguro porque una vez se avance no hay marcha atrás, o el coste sería excesivo.
Por otro lado, Martín Barbero, (Profesor de sociología en la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla) me comentó algo que me hizo ver la universidad desde otra perspectiva, porque realmente la universidad es parte de la sociedad, y en mayor o menor medida reflejo de la misma
Si tuviera que redefinir mi idea inicial, diría que aunque es necesario que debe haber sintonía entre la sociedad y la universidad, lo cierto es que es importante diferenciar entre tendencias sociales estables y modas pasajeras, que son relativamente frecuentes en lo que a tecnología se refiere.
Analíticas de aprendizaje
Ayer hablé sobre las plataformas para el aprendizaje. Y uno de los grandes valores de estas plataformas tecnológicas es la cantidad de datos que pueden recoger y el conocimiento que podemos extraer de ellos.
En el informe “Horizon Iberoamérica 2012” plantea las analíticas de aprendizaje en una perspectiva de implantación de cuatro a cinco años: “Las analíticas de aprendizaje consisten en la interpretación de un amplio rango de datos producidos y recogidos acerca de los estudiantes para orientar su progresión académica, predecir actuaciones futuras e identificar elementos problemáticos. El objetivo de la recolección, registro, análisis y presentación de estos datos es posibilitar que los profesores puedan adaptar de manera rápida y eficaz las estrategias educativas al nivel de necesidad y capacidad de cada alumno”.
Junto a esto, hay un campo que puede aportar mucho a este tema, Educational Data Mining: “Educational Data Mining is an emerging discipline, concerned with developing methods for exploring the unique types of data that come from educational settings, and using those methods to better understand students, and the settings which they learn in. Whether educational data is taken from students’ use of interactive learning environments, computer-supported collaborative learning, or administrative data from schools and universities, it often has multiple levels of meaningful hierarchy, which often need to be determined by properties in the data itself, rather than in advance. Issues of time, sequence, and context also play important roles in the study of educational data.”
Nosotros, de alguna manera, llevamos tiempo trabando en ello. Para poder realizar analíticas del aprendizaje necesitamos:
– Plataformas tecnológicas para la recogida automática de los datos. Del uso de la tecnología para la mejora del aprendizaje he escrito mucho en este blog (y en otros lugares), pero en estos momentos estamos trabajando en el videojuego como plataforma de aprendizaje y de recogida de datos. Las plataformas de aprendizaje clásicas, como meros gestores de contenidos (ver entrada de ayer) y plataformas administrativas tiene una información que nos parece poco útil: número de accesos, de descargas, tiempo de conexión… En cambio si diseñamos un videojuego para ello, tenemos muchísima información sobre la que trabajar.
– Técnicas de inteligencia artificial para obtener conocimiento que sirva para la toma de decisiones. Con técnicas estadísticas podemos comprobar si nuestras hipótesis son adecuadas o no (que ya es bastante). Pero podemos utilizar técnicas de minería de datos para buscar relaciones que no son evidentes o que no se nos había ocurrido explorar.
– Gestión del conocimiento. Pasar de datos a información, y de esta a conocimiento es el objetivo final. Definir unos indicadores adecuados no es tan sencillo. Y mostrarlos en un cuadro de mandos útil para la toma de decisiones es una tarea que necesita de expertos en el tema. Además se ha avanzado mucho en la representación gráfica de la información (infografía). Me parece un campo muy atractivo.
De cualquiera de estos temas ya he escrito y hablado por separado. Aquí he pretendido dar una visión integral. Hace escasamente un mes se defendió un DEA (Diploma de Estudios Avanzados) que lo integra todo (Un videojuego como sistema predictivo de aprendizaje), y esperamos que sea el germen de una tesis doctoral y de futuros trabajos de investigación. Me parece un campo con muchas e interesantes expectativas y que nos permitirá avanzar hacia un aprendizaje verdaderamente personalizado, hacia lo que he definido como “docencia líquida”.
Plataformas docentes: evolucionar de gestores de contenidos a gestores de metodologías
Hace tiempo que vengo abogando por una evolución de las plataformas tecnológicas de aprendizaje monolíticas hacia un ecosistema tecnológico de aprendizaje, en el que de manera sencilla se puedan integrar nuevas plataformas y aplicaciones tecnológicas, de forma que tanto el profesor como el estudiante puedan tener un entorno de aprendizaje personalizado, y se vayan incorporando de manera rápida y fácil nuevas herramientas tecnológicas que puedan surgir y que puedan ser útiles en la labor docente.
Pero en conversación con mi compañero Fran Gallego, me aportó una nueva idea, complementaria a esta, y a mi entender verdaderamente innovadora y revolucionaría: las plataformas docentes como gestores de metodologías.
Hasta el momento, las plataformas tecnológicas de apoyo a la docencia (o las plataformas de e-learning, término que no me gusta) son gestores de contenidos, es decir, permiten gestionar documentos, presentaciones, vídeos… , ordenarlos, clasificarlos, etiquetarlos… Pero al fin y al cabo, lo que ofrecen al profesor y al estudiantes es una gestión de los recursos docentes. De forma que las asignaturas en una plataforma de docencia virtual (término que aún me gusta menos que el de e-learning) se parecen enormemente unas a otras. Es más, si existiera un modelo pedagógico de docencia virtual claramente definido, aún tendría su valor, pero sino se convierten en una colección de recursos docentes. Esto me recuerda algunos MOOC que he cursado, pero de eso hablaré en otras entradas estivales.
La propuesta es que las plataformas tecnológicas permitan la gestión de metodologías docentes, de forma que cada profesor personalizaría su asignatura en función de la metodología docente que use. Incluso, yendo un poco más allá, cada estudiante podría seleccionar la metodología que mejor se adapte a su estilo de aprendizaje. Son conceptos de los que se lleva mucho tiempo debatiendo en el ámbito educativo (enseñanza personalizada, inteligencias múltiples…), pero que la tecnología junto con técnicas de inteligencia artificial pueden hacer realidad.
Todos estos conceptos e ideas formarían parte de lo que he denominado docencia líquida.
Dieciocho años no es nada
Tras la reflexión de ayer en la que comenté que enseñaba matemáticas en niveles no universitarios, hoy he recordado que escribí mi primer artículo en una revista hablando de ello. Y gracias a Internet hoy lo he encontrado. El artículo se titula “Las matemáticas en la educación de adultos” y se publicó en la revista SUMA (Revista para la Enseñanza y el Aprendizaje de las Matemáticas), ISSN 1130-488X, Nº 20, 1995, págs. 37-40. Se puede acceder al texto completo en la dirección http://revistasuma.es/revistas/20-noviembre-1995/las-matematicas-en-la-educacion-de.html.
Lo bueno de este artículo es que lo escribí por puro placer, ya que publicar artículos no formaba parte de la labor del profesor en el nivel educativo en el que trabajaba. Y creo que eso se nota: es un artículo escrito para que se entienda, que pretende transmitir una experiencia y que tiene frescura y no está sometido a las restricciones de las “publicaciones académicas serias y de prestigio”, por no hablar del “índice de impacto”.
Hoy lo he vuelto a leer, y me ha gustado. Pero lo que más me ha sorprendido es que han pasado 18 años pero sigo pensando igual. Suscribo este artículo al cien por cien, y aunque en él hablaba de matemáticas y de educación de adultos, lo mismo lo podría decir ahora hablando de informática y de la universidad.
Es curioso que la estructura del artículo sea: el escenario del crimen, la víctima inocente, el arma utilizada, el asesino reincidente y resolución del caso. Y que el último curso que he impartido en el ICE de la UA se titulase “Contar historias digitales“. Sigo pensando que la mejor manera de trasmitir un mensaje es a través de una historia.
Otra cosa que me llama la atención son las conclusiones, lo que llamé Resolución del caso, que voy a transcribir y que sigen vigentes (lo que está encerrado entre corchetes es de ahora y lo incorporo para que se entiendan mejor):
“El escenario del crimen [los distintos niveles educativos] debe ser mejorado por la Administración (¡eso espero!). La víctima inocente [los estudiantes], no es tan inocente; aprovechemos su experiencia y convirtámosla en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje. El arma utilizada [las matemáticas] tienen doble filo: no nos empeñemos en cortar por la parte fría, abstracta e inaccesible de las matemáticas; utilicemos la otra más agradable, interesante e igualmente útil. Por último, ¿deberemos encarcelar al asesino reincidente [el profesor]? De momento no, démosle otra oportunidad. No debemos cruzarnos de brazos pensando que las matemáticas son “el coco” y no se puede hacer nada. Queda todo por hacer, el verdadero crimen sería desperdiciar todo el potencial de las personas que se acercan a nuestros centros tímida y temerosamente, pero de manera voluntaria y con muchas ganas de aprender”.
Pero lo que más me alegra de todo es que los vicios de la Universidad no han conseguido cambiarme en dieciocho años. Y ahora a la vejez será muy difícil.
Aprender jugando, pero no jugar con el aprendizaje
Hace unos días, con motivo del premio AENUI, le pidieron a mi compañero, y pese a ello amigo, Rafa Molina, que me definiese como profesor. Y utilizó una frase que me gusta mucho y que he copiado: aprender jugando, pero no jugar con el aprendizaje. Creo que con este juego de palabras Rafa ha recogido perfectamente dos principios básicos en los que en mi opinión se sustenta la labor del profesor: que los estudiantes disfruten con el aprendizaje y que es una labor muy seria. Aunque parezca que me contradiga, no es así, y ahora voy a intentar argumentarlo brevemente.
Aprender jugando.
Desde le principio de mi carrera docente, cuando daba clases de matemáticas en enseñanzas no universitarias, utilizaba los juegos, los problemas de ingenio, las paradojas…, sacados de pequeños libros (¡Aja!, El hombre anumérico…) de grandes matemáticos (Martin Gardner, John Allen Paulos, …). Posteriormente al impartir lógica en la Universidad utilicé de nuevo las paradojas, los puzles, los chistes… El filósofo Wittgenstein decía que era posible escribir una obra filosófica buena y seria compuesta enteramente por chistes, ya que si se entiende el chiste, se entiende el argumento implícito. Y posteriormente Fran Gallego me introdujo en el mundo de los videojuegos. Y ahora los utilizamos de tres formas distintas. Una, los videojuegos como proyectos complejos y modulares que nos permiten utilizar la metodología de aprendizaje basado en proyectos en las ingenierías informática y multimedia; dos, el diseño y desarrollo de videojuegos educativos para el aprendizaje de conceptos y habilidades (minijuegos conceptuales); y tres, la aplicación de los principios del diseño de videojuegos al diseño de la propuesta docente (gamificación de una asignatura).
Con el aprendizaje no se juega.
La labor del profesor es una de las más difíciles, pero de las más gratificantes. No existe un libro de recetas que diga cómo enseñar. Cada septiembre, al iniciar el curso, vuelves a enfrentarte a los mismos problemas que el año anterior, teniendo la impresión que estás atrapado en un bucle sin fin, al estilo del “Día de la Marmota” de la película “Atrapado en el tiempo”. Pero como en la película, el profesor debe evolucionar y aprender del pasado. En la pared de mi despacho tengo pegada una postal que me regalaron el Día del Padre que dice “convertirse en padre no es difícil, ser padre sí”. Al igual que tener hijos no te convierte en (un buen)padre, tener alumnos no te convierte automáticamente en un buen profesor. No es sencillo, pero si se toma en serio la labor docente es más fácil de lo que parece, siempre que se aplique el sentido común y se lea todo lo que se pueda sobre el tema.
Iatrogenia docente
Acabo de dar por finalizada la lectura (y anotaciones pertinentes) del libro El Cisne Negro de Nicholas Taleb. Como digo en la entrada que he puesto en el blog con referencia a este libro, es uno de los ensayos que he leído en los últimos años que más me ha gustado y que más ideas nuevas me ha aportado. Una de ellas es la de iatrogenia.
El término iatrogenia hace referencia al estudio del daño ocasionado por el sanador (significado literal ‘provocado por el médico’: iatros significa médico y génesis crear), no siendo un vocablo muy extendido y rara vez utilizado fuera del campo de la medicina. Pero ahora voy a aplicarlo al ámbito de la educación. En este sentido hablaríamos de iatrogenia en educación como el estudio del daño ocasionado por el profesor en el estudiante (aprendiz). No voy a entrar aquí en la cantidad de matices que tiene el término, ni en analizar en detalle todos los aspectos del mismo (error médico, procedimiento inadecuado, diagnostico erróneo… pero no mala praxis o caso fortuito). Únicamente me hago la pregunta de si los profesores pensamos alguna vez en el daño que podemos producir en nuestros estudiantes con nuestras acciones y si valoramos adecuadamente el beneficio de no hacer nada (dejar que el estudiante aprenda por si mismo). No abogo tanto por una papel pasivo del profesor sino por una personalización de la enseñanza y un papel activo del aprendiz.
Taleb también aplica el concepto a otro aspecto, especialmente interesante en el mundo de la educación: iatrogenia de los reguladores. Y cito textualmente:
“Desgraciadamente, el llamamiento a una mayor regulación (incondicional) de la actividad económica parece haberse convertido en una respuesta normal. Mis peores pesadillas han tenido que ver con los resultados de la obra de los reguladores. Fueron ellos los que promovieron el recurso a las calificaciones de las agencias de crédito y a la “medición del riesgo” que contribuyó a fragilizar el sistema cuando los banqueros lo utilizaron para construir y afianzar posiciones que acabaron echándose a perder. Pero cada vez que se presenta un problema, hacemos eso tan soviético-harvardiano que es pedir más regulación”
¿Se darán cuenta los políticos que cambiando las leyes educativas, de forma tan rápida y frívola, por cuestiones puramente ideológicas (de partido), están haciendo más daño al sistema educativo, y desde luego que no están solucionando el problema?
A enseñar se aprende enseñando
Ya estoy a punto de finalizar el libro “Las ardillas de Central Park están tristes los lunes” de Katherine Pancol, último título de la trilogía que forma junto con “Los ojos amarillos de los cocodrilos” y “El vals lento de las tortugas”, que leí en julio. Aunque la novela no tiene nada que ver con mis intereses profesionales, siempre encuentro frases e ideas que rápidamente transfiero a mi campo. Aquí va una de ellas:
“Tocando se aprende a tocar. Olvídate del solfeo y de las clases, parte tu corazón en dos, expándelo sobre el piano, haz llorar a las cuerdas. En el piano, no son los dedos los que cuentan, no son los ejercicios que te obligan a hacer cada día, es el vientre, las tripas… Podrías tener diez dedos en cada mano, que si no tienes el corazón dispuesto a sangrar, dispuesto a susurrar, dispuesto a estallar, no sirve de nada tener técnica… Hay que razonar, hay que suspirar, hay que dejarse llevar, hay que hacer bailar el corazón con los diez dedos. ¡No ser bien educado! !Nunca ser bien educado!”.
Y ¿por qué me ha llamado la atención? Porque estoy dándole vueltas al artículo que con motivo del premio AENUI a la Calidad e Innovación Docente tengo que escribir para la revista de investigación en Docencia Universitaria de la Informática ReVisión. Y en él voy a hablar de la labor del profesor y posiblemente lo titularé “El profesor y los sentidos”, ya que un profesor debe sentir su profesión. Claro que debe conocer las técnicas, leer mucho sobre el tema y conocer experiencias de compañeros, pero al final debe ser él mismo el que aprenda a través de su experiencia propia. Parafraseando la primera frase que he entresacado, a enseñar se aprende enseñando, y para ello hay que utilizar, también, el corazón.
“Hay jóvenes que valen pero que no pueden estudiar por falta de dinero y eso no lo podemos permitir”
Faraón Llorens Largo
Profesor de la Universidad de Alicante, Premio a la Calidad e Innovación Docente. Abandonó hace un año el cargo de vicerrector para recuperar su antiguo puesto e investigar, por lo que el galardón de la Asociación de Enseñantes Universitarios de Informática le ha hecho especialmente feliz. Crítico con los recortes en investigación, reclama un pacto contra los cambios de planes educativos cada legislatura y es totalmente partidario de la universidad pública.
http://polop.cpd.ua.es/dossierua/REPOSITORIO/29-07-2013/INFORMACION/Faraon%20Llorens.jpg
Premio a la Calidad e Innovación Docente (3)
Como me comprometí en la entrada anterior, he transcrito el discurso que medio improvisé en la recogida del premio. No son las palabras exactas, pero sí que se asemeja mucho a lo que dije, y sobretodo sí que es el mensaje que quería trasmitir. No tiene la frescura y la naturalidad del directo, pero gana en precisión en la palabras.
Espero que os guste.
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Yo creía que únicamente tenía que recoger el premio y daros las gracias, pero lleváis dos días preguntándome si me he preparado el discurso, y yo bromeando con que ya llevo cincuenta páginas escritas. Y eso no se le puede decir a un profesor universitario. Así que aquí tenéis el discurso, estructurado en cinco actos.
Acto1. Agradecimientos
Se dice que “es de bien nacidos ser agradecidos”. Así que voy a empezar con los agradecimientos. En primer lugar quiero daros las gracias a todos los asistentes y a todos los miembros de AENUI por este reconocimiento. Muchas gracias, de corazón. Quiero particularizarlo en la Comisión del Premio AENUI y en su coordinadora que es la persona que me lo notificó. Gracias, Chus, y trasmítele mi agradecimiento a todos los miembros de la Comisión. Pero para que la propuesta llegara a la Comisión alguien tuvo que ponerla en marcha. Muchas gracias Rosana, pero más que por ser la culpable de esto, por pensar que lo que hago vale la pena y dejarte embaucar en todas las ideas que se me ocurren, por muy peregrinas que sean. Y cuidado, que ahora tengo más tiempo y por tanto también más ideas. También soy consciente que este premio aunque tenga un nombre concreto, el mío, es también un reconocimiento a mis compañeros (y pese a todo amigos 😉 de la Universidad de Alicante que me acompañan en esta aventura profesional y que han venido para acompañarme en este día. Gracias Patricia, Rafa, Carlos y Fran.
Finalmente, aunque es un reconocimiento profesional, no quiero olvidarme de dar públicamente las gracias a mi familia, ya que una vida personal y sentimental satisfactoria permite un mejor desarrollo profesional. Y aunque no estén aquí ahora, sé que están conmigo. Gracias Belén, Mauro, Berta y Diego. Os quiero. Finalmente, uno no sería lo que es sin un pasado y una infancia que han configurado su carácter, para bien o para mal. Muchas gracias también a mis hermanos y, aunque ya no estén entre nosotros, a mis padres. ¡Qué orgullosos se sentirían!
Acto 2: Fases de asimilación del premio
Pensaba que el premio se entregaba al finalizar la cena de gala, lo que me ponía las cosas más fáciles. Me explico. Supongo que conocéis las fases de una borrachera: verborrea incontenible, exaltación de la amistad, cánticos regionales, negación de la evidencia y pérdida de la memoria. Así que cuando se me entregara el premio tras la cena y tuviera que hablar, yo ya estaría en la fase de verborrea incontenible, y no me faltarían palabras. Además vosotros estaríais en la fase de exaltación de la amistad, con lo que todo era bonito y yo me merezco este premio porque soy un gran tipo. Y así podía finalizar el discurso entonando todos juntos cánticos regionales. Por cierto, necesitamos un himno para AENUI/JENUI. Pero no ha sido así, de forma que he tenido que improvisar un discurso más serio (si es que soy capaz de hacer algo serio ;-).
He pasado por varias fases desde la notificación del premio. La primera fue de sorpresa. Me sorprendió el correo. ¿Cómo es posible que os acordarais de mi? Por cuestiones de trabajo, hacía años que no participaba directamente en JENUI y este año pensaba acudir e incorporarme gradualmente. Pero no me habéis dejado y ha tenido que ser de golpe. Quise darles la buena noticias a mis compañeros de trabajo y se lo notifiqué por correo electrónico. ¡Y resulta que yo era el único que no lo sabía! Y así llegué a la segunda fase: alegría. Se lo dices a los amigos y familiares, y todos se alegran mucho y también lo “sabían”, ya era hora que se dieran cuenta de lo que vales, y te lo mereces porque … están cegados por el amor. Todos se alegran y yo también. Y llegamos a la tercera fase: responsabilidad. Poco a poco te vas dando cuenta de lo que significa el premio. Repasas los anteriores premiados (Joe y Miguel) y empieza a entrarte un sudor frío. ¿Estaré yo a su altura? El prestigio de un premio se lo dan los premiados y hasta hoy el prestigio era muy alto. ¿Qué puedo aportar yo a este premio? Y así “aterrizo” en Castellón el martes y me reencuentro con vosotros, y llego a la cuarta fase: compromiso. No puedo defraudaros y tengo un compromiso con AENUI/JENUI que tengo que atender. ¿Sabéis la diferencia entre implicarse y comprometerse? Para el que no lo sepa, lo voy a explicar brevemente. En un plato de huevos con beicon, la gallina está implicada, pero el cerdo comprometido. Y yo voy a comportarme con vosotros como un cerdo … y a comprometerme. Estoy totalmente comprometido con la docencia universitaria de la informática y con AENUI/JENUI.
Y no sé cual será la próxima fase por la que pasaré, pero os puedo asegurar que no será la de pérdida de la memoria, ya que este premio permanecerá siempre vivo en mi memoria y en mi corazón. Porque es el mejor premio que podía recibir (bueno, si excluimos el gordo de la lotería ;-).
Acto 3: Profesor Universitario de Informática
Lo de que es el mejor premio que podía recibir no es un tópico. Porque soy y me siento “profesor universitario de informática”. Los tres términos.
Profesor. Desde los tres años que, al nacer mi hermana, mis padres me llevaron por primera vez a la escuela, todas las mañanas de mi vida me he levantado de la cama para ir al “cole”. En los primeros años aprendí de mis profesores. Ahora aprendo de y con mis compañeros y alumnos. Pero todos los días aprendo. Me gusta ser profesor porque me gusta aprender. Sí, lo he dicho bien, no me he equivocado y tenía que decir que me gusta enseñar. No, un buen profesor es el que siempre está aprendiendo.
Universitario. Y me encanta la Universidad. Cuando entré a la Universidad de Alicante a dar clases, creía que mi asignatura era la más importante del mundo. Era imposible ser ingeniero en informática sin saber lógica. Es más, deberían estudiar lógica todos los titulados universitarios. Al nombrarme subdirector de mi departamento, recapacité y aunque la lógica es importante, también lo son mucho las asignaturas de ciencia de la computación e inteligencia artificial. Eran la base de la ingeniería informática y no entendía como en los planes de estudio no tenía más presencia mi departamento. Y entonces me eligieron director de la Escuela Politécnica Superior, y conocí otras titulaciones (Ingeniería de Obras Públicas, Arquitectura Técnica, Arquitectura, …), con profesores muy implicados, que hacían cosa muy interesantes y me convencí de que verdaderamente el futuro estaba en las titulaciones técnicas, y ahí estaba en los distintos foros reivindicando a las ingenierías. Pero una forma de deshacerse de alguien es “dándole una patada hacia arriba”, y me nombraron vicerrector, con lo que todas las titulaciones de la Universidad de Alicante eran imprescindibles. ¡Qué interesantes eran los proyectos interdisciplinares! Y que bien se estaban haciendo las cosas en la Universidad de Alicante, pese a su juventud, tamaño y estar en provincias. Y me dedique a predicar la bondad de las cosas que hacíamos en mi Universidad. Y me eligen Secretario Ejecutivo de la Sectorial TIC de la CRUE. Y me di cuenta del enorme potencial que hay si las universidades colaboramos, que no debemos inventar la rueda una y otra vez y que no vale la pena que todas hagamos lo mismo. Aunemos esfuerzos en lo que nos parecemos y compartámoslo. Y dediquemos los esfuerzos y especialicémonos en los que nos caracterice. Digan lo que digan, tenemos un buen Sistema Universitario. Y me quedo con la universalidad y la interdisciplinaridad de las universidades.
Informática. Finalmente me apasiona la informática. Paradójicamente, del campo de conocimiento que tengo la máxima calificación académica, es del que menos sé. Cualquiera de mis alumnos sabe más informática que yo. Bueno no es así, yo sé otro tipo de informática. No domino tantas siglas ni números, pero la experiencia me ha dado una visión global de la misma y pararme a pensar en su uso y la ventaja competitiva que debe proporcionar a las organizaciones y a la sociedad en general. Las personas somos el centro, nunca la tecnología.
Acto 4: Premio a la Calidad e Innovación Docente
Me gusta el nombre del premio: calidad e innovación docente. En primer lugar voy a hablaros de la calidad. Para ello os voy a contar una anécdota que oí a Jaume Pagés, consejero delegado de Universia y ex-rector de la UPC, en unas jornadas de calidad. Comentaba que llevaba un jersey excelente, que no se estropeaba nunca y que tenía el mismo aspecto que el primer día. Pero hacía mucho tiempo que lo llevaba y su mujer le ponía mala cara. En aras a no complicarse la vida, dejo que su mujer le comprase los jerséis: eran de calidad, pero los podía renovar más a menudo. De esta forma la calidad, sin llegar a la excelencia, le permitió llevar una vida más feliz. Se persigue con ahínco la excelencia, pero me quedo con la calidad. Como ingeniero debo solucionar el problema con los recursos que tenga a mano, sin quedarme esperando la solución perfecta. Y esto me lleva al siguiente término: la innovación.
Podemos preguntarnos qué hacemos los ingenieros informáticos debatiendo sobre innovación docente. La investigación educativa es el tema de trabajo de los pedagogos, los expertos en educación. Pero los ingenieros somos lo que mejor sabemos hacer la innovación. Facilitamos la vida resolviendo los problemas utilizando los avances en investigación y con la tecnología y los recursos a nuestro alcance. Resumiendo, hacemos realidad lo que los demás sueñan.
Por tanto os animo a que sigáis trabajando en la docencia universitaria de la informática, llevando a vuestras aulas las metodologías y las tecnologías que van surgiendo. Y que lo compartamos y debatamos en los encuentros anuales de JENUI.
Acto 5: Despedida
Y por fin hemos llegado al último acto. Y ya no sé que más decir. Y cuando las palabras no son mejores que el silencio …
Simplemente muchas gracias por el premio.
Espero que no os arrepintáis.
Un fuerte abrazo.